Carta de Martha Jane Cannary-Burke “Calamity Jane” a su Hija Janey

Ha pasado otro año. No ha ocurrido nada interesante sobre lo que escribir. El ferrocarril de la Northern Pacific está casi terminado. Ha surgido una nueva ciudad, pero ya te he hablado de esto en este álbum. Te veré pronto. Me cuesta trabajo esperar.

En estos días estoy jugando para reunir dinero suficiente para dárselo a Papá Jim para tu instrucción. Quiero poner la espalda contra la pared a los funcionarios de la Northern Pacific cuando lleguen aquí, y ahora ya no tardarán mucho. Pienso jugar una partida con ellos y luego me iré a la vieja Virginia para estar un poco contigo.

Me falta mi amigo Wil Lull para ayudarme en las apuestas. Siempre estaba dispuesto a hacerlo. Una noche me prestó 5 fichas y cuando le vi la mañana después tenía 1.000 dólares – pero se van, Janey. Se van igual que llegan. Siempre encuentro algún condenado pobre idiota que está peor que yo para ayudarle con un poco de dinero o comprando alguna ropa y comida para los niños de aquellas benditas familias.

No consigo tragar un solo bocado si veo un mocoso hambriento. Pienso siempre en ti, querida, y mi dinero se va. Entonces comienzo todo de nuevo. No creo que tenga que ponerme plumas en el sombrero por mi manera de ser. A veces me emborracho un poco, Janey, peor no hago daño a nadie.

Tengo que hacer algo para olvidarte a ti y a tu Padre, pero no soy una Mujer de Costumbres Fáciles, Janey, si lo fuera no estaría aquí cuidando a la gente y haciendo de guía y conduciendo diligencias. Pero es así como me ven en Billings y en Deadwood. Al infierno también ellos. Pero el sermón no puede venir del púlpito de ninguna de estas dos ciudades.

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Tendrás que perdonar a tu madre, Janey. Ella sabe que es extraña y medio chiflada. Dentro de poco te veré, pero tengo que echar un póker y ganar 20.000 dólares antes de poder ir a verte.

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